lunes, 22 de julio de 2013

Mis lunes

Mucha gente detesta los lunes. Una evidencia de ello son los cientos de memes que inundan la pantalla de nuestro facebook cada inicio de semana. La razón es más que obvia: la mayor parte de la población comienza su semana laboral y los que no también tienen su "lunes" personal cuando el franco cae fuera del fin de semana.


En mi caso, el único momento en el que recuerdo haber detestado los lunes fue mi infancia. Esos atardeceres domingueros cargados de la certera pesadez que al otro día se terminaba la alegría. No me gustaba mi escuela primaria ni la mayoría de mis compañeros, toda mi semana era una espera eterna hasta el viernes cuando sabía que tenía por delante dos jornadas completas para jugar y mirar hasta el hartazgo películas de Michael Fox, mi amor platónico infantil.
La adolescencia me dio revancha y un mejor escenario en la secundaria. Los lunes ya no eran tan fatales por dos motivos: volvía a ver a mis amigos y cursaba Historia y Educación Cívica, mis materias preferidas.
Los años universitarios y posteriormente laborales no me afectaron: si bien son días menos divertidos que los viernes, no me identifico como esas personas cuya vida es una eterna espera del fin de semana. Quiero aclarar que he tenido trabajos malos, jefes déspotas y tareas insoportables, pero nunca pudieron modificar mi inmunidad hacia los lunes. Creo que el motivo principal radica en que tengo malos recuerdos de los tiempos que siendo niña mi existencia estaba en stand by hasta el fin de semana: cuando pensas tu vida de lunes a viernes como días sólo  para "quemar" e intentas construir tu existencia con sábados y domingos, poco a poco vas ganando cierto vacío dentro tuyo.


Un bueno antídoto es buscar actividades para hacer durante la semana y ¡Qué mejor ubicarlas en un lunes!
Desde hace 2 años mis lunes son días de japonés. Luego de varios cambios de horarios y compañeros, me estabilicé en un curso los lunes por la tarde/noche. Lo peor de este horario es que el ochenta por ciento de los feriados caen lunes y  pierdo muchas clases. Lo mejor es saber que el primer día laboral es también uno de los más divertidos de la semana.
Sobre cómo estudiar japonés cambió mi vida de una forma profunda y radical es un tema recurrente en mis reflexiones, y estas transformaciones van más allá del manejo de un idioma extranjero porque alcanza dimensiones intimas ligadas a mis afectos y mi forma de percibir la vida. Siento que me hizo una persona más abierta y bien predispuesta a las nuevas experiencias, más optimista ante la realidad y más tolerante a lo displicente. Por ende, creo que he ganado un poco más de inmunidad a los lunes y no sólo porque es la jornada donde me olvido del español durante dos horas sino porque también me recuerda que siempre hay otra visión de la vida, otro patrones culturales para percibir la realidad.

Imágenes: weheartit.com



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